Nuevamente miércoles y, a pesar de los calores y de las fugas veraniegas, volvimos a reunirnos un número representativo y adecuado de gastrogórdicos para nuestro evento semanal. Si bien fue difícil reunir al grupo casi que resultó más complicado reservar en el restaurante Mechela. Hemos de confesar que llevábamos un tiempo queriendo concretar esta salida. Sin embargo, cuando no se trataba del número de comensales (para más de ocho solo tienen disponible el menú) era imposible concretar la reserva que, por cierto, solo puede hacerse por correo, aunque acepten emails sin el correspondiente matasellos. Al parecer esta estrategia les va bien porque el local se les llena. Sin embargo permítanme una idea por si quieren tomarla: debiesen cambiar la dirección del local a la aledaña, y hoy desaparecida, calle Magdalena cuyo trazado quedó embebido hace ya casi una centuria en la calle S.Pablo, con esto despistarían aún más a sus clientes (elpasadodesevilla.blogspot.com) aunque entiendo perderían algunos correos. Una vez alcanzada la fachada del local, que no puede competir con la del convento de la merced que hasta 1943 se encontraba igualmente en la calle Bailén hasta su traslado a la muy cercana plaza del museo, pensamos que ya teníamos el trabajo hecho y nos podríamos dedicar a la cena y la charla.
Un vistazo al local. |
Recibe al peregrino un local pequeño aunque acogedor, pintado en tonos cálidos y apenas unas cuantas mesas altas y bajas que nuestra reunión, que no superaba los ocho comensales, casi llenó. La decoración, de fotos extrañas y cuadros a medio terminar, no desvía tu atención del fin para el que has llegado a sus puertas, la comida. Hace ya años que se escucha el ronroneo de que una estrella michelín, macarrón en el argot gastronómico, está por caer aunque ésta aún no ha aparecido. Cuando logramos captar la atención de la camarera, lo que se convirtió en una tarea más de la cena a partir de este momento, ordenamos la siguiente lista de deseos:
La carta. |
Tartar de salmón con tzatziki, pepino y manzana. En otras entradas del blog ya hemos referenciado la famosa salsa griega que, en esta ocasión no termina de estar conseguida o, mejor dicho, integrada en el plato. El contraste entre el pepino y la manzana resulta interesante si bien el primero podría administrarse en menos cantidad si lo vas a aunar al tzatziki. El salmón no presenta trazas de ahumado, lo que el plato agradece, aunque su sabor queda diluido en los acompañamientos. Si bien resaltar que se encuentra entre los platos más recomendados por otros blogs a nuestro entender puedes arriesgar con otra referencia. Se trata de una elección agradable aunque lo puedes encontrar en otros restaurantes con similar experiencia.
Tartar de salmón con tzatziki, pepino y manzana. |
Tajín de rabo de toro sobre cuscús y garbanzos. Y es que mi amigo Raúl es un cachondo. Ya que retornábamos de Marruecos consideró divertido incluirlo en la comanda y, mira por donde, acertó de pleno. Sin dudarlo se trató del mejor plato de la noche. El sabor especial y fuerte del rabo de toro parecía que no fuera a casar con el cuscús y sus verduras. Sin embargo la carne, un punto más deshilachada que en su consumo habitual, se entremezcla con los sabores de las verduras dando un excelente resultado. El plato justifica por sí mismo la visita a Mechela.
Tajín de rabo de toro sobre cuscús y garbanzos |
Gambón crujiente con ajoblanco de anacardos y huevas de arenque. Se trata de otro de los platos más laureados en la web y en este caso sí que es un acierto al que no debes renunciar. El toque dulce del anacardo consigue refrenar los sabores que normalmente las huevas de arenque, de toque particular, suelen llevar al fondo de tu boca. Un plato equilibrado y rico aunque algo más gambón y menos ajoblanco mejorarían considerablemente el mismo.
Gambón crujiente con ajoblanco de anacardos y huevas de arenque. |
Lomo de ciervo y patatas panaderas. Como dije antes Iván y yo llevábamos un año tratando de reservar en el local. Se ve que nos era desconocido que no tienen en carta las patatas bravas. En su defecto pedimos un rico lomo de ciervo con acompañamiento. Carne de sabor contrastado y convenientemente tratado se trataba de una apuesta segura que no defraudó.
Lomo de ciervo con patatas panaderas. |
Pulpo asado con vichyssoise y crouton. Desde que María persiste con su dieta, la cual ha hecho estragos con sus antiguas reservas, no hay manera de evitar el pulpo en la carta. Si bien he de confesar que, aunque yo conserve mis reservas, siempre agradezco la presencia del cefalópodo en la comanda. La salsa, servida convenientemente fría y en su punto adecuado en el uso del puerro, acompaña de forma excelente a un pulpo especialmente blando al paladar. El crouton, picatostes al fin y al cabo, así como el cebollino espolvoreado en la salsa, son solo un acompañamiento para el pulpo. Plato interesante aunque no de estrella michelín.
Pulpo asado con vichyssoise y crouton. |
Cazuela de pescado (fuera de carta). Se trata de una zarzuela pescado con almejas, chocos y un pescado de peculiar sabor, similar al besugo, que se transmite a la salsa. Retomamos nuestra sana costumbre de las batallas navales. Un plato adecuado para compartir con los calores estivales.
Cazuela de pescado. |
Llegada la hora de los postres no nos supimos resistir aún a pesar de las restricciones alimentarias de unos y otros. Ya se sabe, este año hacemos dos dietas, que con una nos quedamos con hambre. Como casi siempre agotamos la lista del local.
Tarta de chocolate. Delicado sabor del chocolate que la hace apta para todos los gustos si bien nos resultó más parecido a un coulan que a una tarta propiamente dicha.
Tarta de chocolate. |
Tarta de zanahoria. Se trata de otro de los clásicos de moda y no puede faltar en la carta. Si bien, salvo por el impacto en la menguada capacidad de elección, no echarías de menos su ausencia si se eliminase de la misma.
Tarta de zanahoria. |
Tarta de queso con manzana. Sin dudarlo el mejor postre de la carta que compartimos aviesamente. Si bien no justifica una visita por sí mismo, ya que has superado todos los límites que en Mechela te imponen, no dejes de endulzarte la sesión gastrogórdica.
Tarta de queso y manzana. |
Tal y como si el famoso loco de la calle Bailén siguiese lanzando dinero desde su balcón a los transeúntes, fuera del local nos mirábamos extrañados. Nadie se atrevía a verbalizar aquello de "mucho ruido para tan pocas nueces". Si bien la calidad de los platos es indiscutible, más aún por lo ajustado de la cuenta en comparación con otros locales del ramo, esperábamos que la peregrinación nos descubriese algún plato realmente rompedor y especial. Una pena que las sensaciones que buscábamos tan solo se intuyan en los regustos de algún plato o en su primorosa presentación . Si bien dudamos que el famoso macarrón recaiga en el local no descartamos volver a Mechela aunque, me temo, eso ya será el año que viene o el siguiente.
Restaurante Mechela
c/Bailén, nº34
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