lunes, 13 de febrero de 2017

La Bernarda, Sevilla.

En nuestra particular estación de penitencia gastrogórdica nos dirigimos al barrio de San Bernardo en donde el miércoles es día grande en semana santa. Influenciados por el carácter del barrio, sede de la Real Fábrica de Artillería o bien por los sucesos de la quema de las imágenes de la hermandad de San Bernardo en julio del 36, el carácter de todos estaba bastante agriado. El trabajo, el estrés y las prisas habían hecho mella en nosotros en el día de nuestra reunión semanal. Sin embargo, al sentarte a la mesa en La Bernarda y observarla detenidamente, se nota inmediatamente la mano de la empresa Decoración Vintage que con proyectos similares en su predominancia de vegetación (Lobo López es otro ejemplo) consigue tranquilizar los ánimos y que la charla se haga más amena y distendida. Si bien en opinión de Pi se trató más bien del vino que, por qué negarlo, también haría sus efectos. El local abierto, antigua sede de un almacén de productos provenientes de América, conserva en gran parte su antigua fisonomía, techos altos, amplia luz en sus crujías y ciertas reminiscencias a un entorno industrial.

El flujo desordenado de camareros, uno para la bebida, otro para la comida, con cambios de papel de por medias hasta llegar a confundirte, nos sorprendió, de modo que La Bernarda se dice adscrito al movimiento slow food. Esta tendencia, en contrapunto a lo que conocemos como restaurantes de comida rápida, aboga por disfrutar de la comida de manera sosegada, saboreada lentamente, compartida y en compañía. Este anzuelo nos atrapó pues, a qué negarlo, las cenas gastrogórdicas de los miércoles ya se han convertido en un evento especial. Si bien destacar que no se dieron prisa en servirnos la comanda entiendo que esta era una decisión premeditada, ya que el camarero nos preguntaba antes de ordenar a cocina cada uno de los platos.
Carta va...
El joven chef Cristóbal García, cegado por el fulgor de una estrella, Michelin en este caso, consecuencia de su paso por el restaurante de Paco Morales en Valencia, nos tenía preparados los siguientes platos:

Bravas la Bernarda. Resulta que no es Iván sino Raúl quien siempre trae este sabor ya familiar en los miércoles a nuestra mesa. Digo familiar porque no sorprendieron en nada. En opinión de varios un plato de patatas con salsa y poco más.
Bravas la Bernarda.
Presa de bellota a la mostaza con risotto de trigo tierno. Este plato nos sacó de una duda existencial a varios de los comensales. Todos conocemos el jamón de bellota, sin embargo nos planteábamos que hacían con el resto del cerdo. Al menos en La Bernarda saben hacerse publicidad y lo explicitan en el nombre del plato aunque lo puedes sospechar rápidamente al dar el primer bocado. De sabor fragante, impactante en boca consigue un perfecto maridaje con el rico risotto de acompañamiento.
Presa de bellota a la mostaza con risotto de trigo tierno.
Ensaladilla de gambas ligera y cebollino. Con sabor interesante por el toque de cebollino y con gambas frescas de gran calidad se encontró entre los platos más ricos de la cena.
Ensaladilla de gambas ligera y cebollino.
Croquetas con salsa tártara. Este plato generó cierta polémica y lo resumimos como sigue: si te gustan las croquetas de boletus del Mercadona, te gustarán las de La Bernarda. El toque de salsa tártara potencia el sabor del boletus aunque sin llevarte a nuevas experiencias.
Croquetas con salsa tártara.
Pulpo a la parrilla con patatas machacadas y pimentón. Una pena que las patatas llegaran, al menos al gol sur, ligeramente frías. Desmerecieron el muy agradable sabor del pulpo que me recordó mi paso por Grecia donde este plato es un manjar. Ligeramente ahumado algunos trozos quedaban algo duros. A pesar de todo, se trata de un plato al que debes dar una oportunidad en tu comanda.
Pulpo a la parrilla con patatas machacadas y pimentón.
Bacalao en tomate La Bernarda. Otro plato polémico a nuestro lado del muro. Servido crudo en primera instancia provocó nuestra queja que fue sorprendentemente correspondida con un calentón en el microondas (slow food?) y vuelta a la mesa en el estado en que se fue, esto es ya troceado. Ante la nueva protesta sirvieron un nuevo plato esta vez cocinado con los tiempos necesarios. Y hay que reconocer que esta vez acertaron de lleno. Bacalao fresco con una salsa de tomate muy sabrosa. El mejor plato de la noche.
Bacalao en tomate La Bernarda.
Meloso de ternera glaseado, trinxat de patata. Con un sorprendente primer bocado, al repetir puedes notar como el sabor de la ternera se diluye en el glaseado. Queda demasiado atenuado, incluso soso, y en la boca solo sientes la patata. Este plato no conquistó o bien teníamos demasiadas esperanzas puestas en el mismo.
Meloso de ternera glaseado, trinxat de patata.
Llegados a este punto en la noche no pudimos evitar caer en los postres. Compartiendo, a modo de en una mesa china, los distintos platos dulces aunque ya adelanto que solo deben caer los muy muy golosos. Realmente ninguno merece una vista por sí mismo a La Bernarda. Los seleccionados fueron:

Dame Blanche. Copa de helado con chocolate proporciona lo que promete, ni una experiencia de más.
Dame Blanche.
Flotan de cauchina en natillas de cardamomo y roca de miel quemada. Apuesta arriesgada en unas natillas. Y ese el problema de las apuestas, a veces pierdes. La mezcla del cardamomo con la miel resulta incongruente en boca. Por otro lado, sin presentación para compartir en grupo.
Flotan de cauchina en natillas de cardamomo y roca de miel quemada.
Cuajada de rosas con migas de turrón de sésamo e hibisco. El sabor de la salsa de rosas mata el resto de sensaciones del postre. Sin embargo, alguien no confeso, rebañó lo que delata que le gustó especialmente.
Cuajada de rosas con migas de turrón de sésamo e hibisco.
Tarta de zanahoria. Un valor seguro que cumple nuevamente con lo que esperas. Sin embargo no se acerca ni de lejos con otras que hemos probado en nuestras jornadas de los miércoles.
Tarta de zanahoria.
Entiendo que influenciados por el barrio de San Bernardo y su historia ,ya en la calle, compartimos entre risas la experiencia de la cena y las charlas mantenidas. Al fin y al cabo de la Real Fábrica de artillería no solo salieron cañones. Sus hornos vieron nacer grandes obras como el giraldillo (1568) o los famosos leones del congreso de los diputados en Madrid. Desgraciadamente no tenemos constancia de que los hornos de La Bernarda hayan aportado igualmente a la historia del barrio.
Restaurante La Bernarda
Calle Juan de Mata Carriazo S/N

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