martes, 28 de febrero de 2017

Sal Gorda, Sevilla.

Miércoles de champions y solo algunos nos reunimos para nuestra jornada gastrogórdica. Unos no vinieron porque se coronaban en Jaén como campeones de una competición de fútbol de reputación por contrastar ( esto lo tienes que explicar Iván) y otros influenciados por la competición europea (primera falta, chico). El resto, los verdaderos campeones, acudimos a la cita con un invitado inesperado: Ferrín.

La calle Alcaicería es una calle estrecha y levemente serpenteante que no puede negar su origen árabe de la que toma el nombre. Durante años fue la principal conexión entre la plaza del pan y la plaza de la Alfalfa, circo dominguero donde hasta 2005 se celebraba un interesante mercadillo de compra-venta de animales. Alcaicería comparte, al menos en parte, su trazado con el que fue foro romano de la ciudad así que mientras encaminábamos nuestros pasos a Sal Gorda, acompañados con los uys y gritos propios de los forofos, no pudimos evitar pensar en el viejo dicho: "pan y circo" que nos dio pie a comenzar nuestra conversación.

Ya en el local, decidimos sentarnos en la terraza debido a que el tiempo acompañaba y a que Sal Gorda no dispone de muchas mesas en el interior que nos alojasen a todos los comensales aun en número reducido de la convocatoria. Esta decisión es una que debes tomar con cuidado. Si bien dentro del local no permiten la entrada de visitantes, en el exterior no toman medidas y, nada más poner el pan en la mesa, se montó el circo y aparecieron los de las sevillanas, el de los abanicos pintados a mano y demás ciudadanos que no quieren que la calle pierda su esencia de calle comercial que ha acompañado a la misma desde el Siglo IX.

Tras los primeros gritos de gol que resonaron en la calle ordenamos el menú. Ahí va el listado que elegimos.
Podemos estar tranquilos. Hay papas bravas!
Patatas bravas. Y Raúl se delató ante la ausencia de Iván. El caso es que, desde que inauguramos el año chino, persiste en dos ideas: casarse con Marga para poder ir a Japón y dos probar las 900 variedades de patatas que hay en el mundo en su versión de bravas. Sin embargo en esta ocasión hemos de reconocer que se trató de un buen plato. Servido al uso, el sabor y consistencia de las patatas era el adecuado. El plato se acompaña de salsa abundante pero que no empapa a la papa.
Patatas bravas.
Croquetas caseras de jamón ibérico. Excesiva la carga de leche en la bechamel que diluyen el sabor del supuesto jamón ibérico. Bien presentadas y con aspecto dorado su presencia promete mucho más que los sabores que luego proporcionan.
Croquetas caseras de jamón ibérico.
Alitas de pollo con salsa kimchee. Si bien María repitió, ya sabéis que son su debilidad, no fueron un plato muy coreado. Un punto especial la salsa de Kimchee por la historía que nos contó Ferrín y la analogía con su senda vital. Plato nacional de Corea del Sur, Japón lo ha adoptado y expandido. El Kimchee es una salsa de ajo, sal, pimienta roja, cebolla, pepino, jenjibre, vinagre y azúcar. En opinión de varios demasiados ingredientes para una tapa servida cortita y de alitas tirando a pequeñas. Un punto por la historia y un negativo por la presentación. La salsa a la mayoría nos dejó impertérritos a pesar de la historia de Ferrín según la cual el kimchee huele muy mal..¡caramba qué casualidad! :-P
Alitas de pollo con salsa kimchee
Risotto de boletus y langostino. Si hubo un plato que nos puso de acuerdo a todos este se trató del risotto. De sabor suave y con textura de arroz meloso un langostino es lo que acompaña al plato. Un sabor agradable que no hubiese destacado con sabores más normales en el resto de platos de la comanda.
Risotto de boletus y langostino.
Tataki de atún con gazpachuelo malagueño. Plato con sabor intenso marinado tal vez en demasía lo que provocó la no aceptación de la mayoría de los comensales. Interesante la ensalada que lo acompañaba no se acerca demasiado a la experiencia de pedir el plato en otros locales que hemos probado. Sin suspender no supera el bien.
Tataki de atún con gazpachuelo malagueño.
Canelones rellenos de ropavieja. Aunque la mención a este plato se nos viene la memoria el plato caribeño, servido con arroz blanco, fríjoles y tajadas de plátano el plato que sirven en Sal Gorda se inspira más en la gastronomía sefardí tan propia también de nuestra ciudad. Si bien el toque final de incluirla en un canelón nos da reminiscencias de la versión venezolana en donde es habitual envolverlo en arepas. Una rica carne de falda de vaca deshilachada y especiada en abundancia, influencia árabe, pero cuyo origen está más cerca del cocido y del sabor que toma la carne al hervirla junto a las patatas. Se sirve acompañada en una salsa excesivamente abundnate en el plato y que no contribuye demasiado a potenciar el sabor del plato. A mí personalmente me gustó el plato aunque he de reconocer que Marga y yo quedamos en clara minoría. Una combinación para paladares especiales.
Canelones rellenos de ropavieja.
Lomo de vaca vieja con mantequilla café de París. Carne sabrosa y bien presentada aunque, como el resto de platos, servida bastante escueta, Si bien son tapas no creo que viniese de más que apostasen por alguna ración. No obstante lo diferencial del plato es la versión del local para la mantequilla café de París. Digo versión porque según dicta la leyenda desde los años 30 del siglo pasado solo 3 restaurantes conocen la verdadera receta de la misma entre las que figuran hasta más de 15 ingredientes entre los que figuran el coñac, varias especias y hierbas. En definitiva el sabor de la mantequilla es sorprendente y creo que si la ración fuese mayor se trataría sin duda de un plato diferencial en la oferta sevillana. El mejor plato de la noche.
Lomo de vaca vieja con mantequilla café de París.
Y llegaron los postres. Si bien según la teoría de los alienígenas ancestrales se puede sobrevivir a una cena sin postres en el grupo tenemos nuestras dudas muy serias al respecto. Por ello no decidimos arriesgar y tiramos de toda la carta de postres por otro lado muy limitada

Coulan de chocolate con helado de vainilla. Merche, nuestra experta en Coulan tan solo tuvo una duda si se trataba del cos&Co o bien del Makro . En cualquier caso su origen era congelado y eso se trasmite al sabor.
Coulan de chocolate con helado de vainilla.
Tocino de cielo con crema de maracuyá. Se han puesto de moda las mezclas que quitan intensidad al dulce del tocino de cielo y en Sal Gorda, ahora sí, han triunfado de pleno. Un postre por el que merecería volver al local por sí solo. No puedo identificar cuál de las 22 variedades de la fruta acompaña al postre pero su sabor, entre ácido y dulce, estalla en la boca provocando nuevas sensaciones.
Tocino de cielo con crema de maracuyá.
Ya en la calle comprobamos que no nos habían abducido. El circo continuaba y ahora grupos de energúmenos habían tomado las calles con sus gritos y agresión al inmobiliario urbano. Sensaciones que, hasta cierto punto, se correspondían con las nuestras debidas a la cena. Muy buenas sensaciones en determinados platos y otros que no dicen nada. En nuestra opinión la cocina de Sal Gorda debe seguir creciendo antes de repetir para cenar aunque no descartamos acercarnos un día para disfrutar del tocino de cielo acompañados de un café.
Sal gorda
Calle Alcaicería de la Loza 23.
Nota: Esta última imagen ha sido extraída del Facebook de Sal Gorda Sevilla.

domingo, 19 de febrero de 2017

La Chaparrita, Sevilla.

Dejamos a las espaldas S. Bernardo y la comparsa gastrogórdica se dirige al distrito de Nervión. El paso por los jardines de la Buhaira , en donde Fernando III plantó su campamento extramuros para acometer el asedio que llevaría a la reconquista Sevilla en 1248, nos trae a la cabeza pensamientos de conquista ya que esta noche abandonamos momentáneamente la cocina de diseño para reconquistar la comida internacional. Este miércoles nos dirigimos a La Chaparrita, cantina mexicana.

La entrada al local tal vez te haga plantearte varias cosas. Aunque se trata de un entorno de paredes coloreadas de colores chillones todo muy mexicano notas inmediatamente que en La Chaparrita no son tan melindrosos con la decoración de hecho lo más reseñable de la misma es tal vez el predominio de su ausencia. Tal vez fuese esto lo que nos llevase a hablar de bancos, de cuentas que no te dejan cancelar, de llamadas interminables al otro lado del océano. Si bien, aunque temí que el tema hubiese llegado para quedarse, alguien mencionó la palabra mágica y, como Marga no vino con nosotros para trabajar (imperdonable), tuvimos que conformarnos con Margaritas a la bebida...a la segunda ni Iván se acordaba de las patatas bravas y la cara de Jesús comenzaba a relajarse y desdibujarse de ojeras. Y es que este blog no versa de bebidas pero no puedo resistirme a dejaros un enlace:


La mezcla de tequila, triple seco y jugo de limón servida en copas con reborde de sal escarchada, rebajó los ánimos y el cordial trato del dueño nos predispuso a disfrutar de la cena en la que añadimos los siguientes platos a la comanda:

 
  

Súper totopos con guacamole. No concibo entrar a un mexicano y salir por la puerta sin haber probado esas tortitas de maíz fritas con que lo acompañan casi todo. Si además a la tortita la rodeamos de un excelente guacamole, un queso con sabor y un toque de carne de res de buen sabor el plato cobra una nueva dimensión. Sencillamente los mejores totopos de la ciudad. 
Súper totopos con guacamole.
Cazuelita de queso fundido y champiñones. El platillo resulta demasiado suave en su sabor. A mi personalmente me gusta más con chorizo picante pero no lo ofrecen en la carta. Sin desentonar con el resto de platos sería el que descartara llegado el caso aunque hay que dejar un plato de coto de caza para los intolerantes al picante.
Cazuelita de queso fundido y champiñones,
Chilaquiles rojos. Se trata de un plato elaborado también a base de totopos. Estos son bañados, en el último momento, con una salsa de chile roja. El platillo incluye carne de res deshebrada y queso, que creímos reconocer como oaxaca y cebolla picante. Para no desmerecer de su origen léxico en náhualtl (chīlaquīlli castellanizada como chilaquil significa "metidos en chile") el platillo pica. Sin embargo un plato que no debes dejar pasar sin incluir en tu comanda.
Chilaquiles rojos.
Tacos carnitas. Es uno de los platos que han dado su merecida fama a La Chaparrita . Aunque puede resultar sencillo se trata de un plato muy tradicional y con excelente sabor a pesar del cilantro puestos a ponerle una pega. Realmente nos quedamos con ganas de alguno más de bien que se dejan comer.
Tacos carnitas.
Enchilada chipotle. El chile chipotle presenta un aspecto marrón rojizo, con aroma muy picante y sabor complejo debido al proceso de ahumado y aliñado al que se le somete antes de servirlo en los platos. Normalmente, como en La Chaparrita, se suele emplear junto con tomate para dar consistencia y sabor a la salsa de acompañamiento en los platos. En nuestro caso enchilada. La misma se elabora a partir de una tortilla de maíz rellena de res y que se presenta en el plato con cebolla fresca picada y queso.El plato más picante de la noche. Esencia de México. El principal que más nos gustó aunque como digo absténganse los intolerantes al pique.

Enchilada chiplote.
Sincronizada pibil. Cada vez que pruebo este plato recuerdo la Riviera Maya y lo que me impresionó su sabor esa primera vez. No obstante, se trata de un plato con origen en el Yucatán en donde según se cuenta fue el primer emplazamiento del continente americano en que se consumió el cerdo. Volviendo al plato, la carne se adoba con achiote una especia con marcado sabor amargo que se transmite con el macerado junto con el característico color anaranjado que da la especia. De hecho en Europa es normal su uso como colorante del queso (Mimolette), el helado o las salchichas. Una vez madurada la carne la misma se cocina en un horno de tierra recubierta de hojas de plátano terminando de cocinarla al fuego de leña. La carne se acompaña de cebolla morada, naranja agria y chile habanero aunque la cantidad de este último no es excesivo en el plato que te sirven en La Chaparrita. Para muchos de los comensales el mejor plato de la noche por el que merece lo que pagas, especialmente si piensas que no sale tan caro ya que tan solo devuelves lo que un plato de cultura maya te entrega. Por algo el pueblo quechua ya usaba el achicote, así como el cacao, incluso como moneda.

El duelo, ya Daniel a estas alturas y tras dos margaritas, como no podía ser de otra manera en una noche conquistas, nos encandiló con sus bromas, sus comentarios y la descripción de los postres. Tan entregados acabamos que ni le dejamos acabar el listado de postres antes de pedirle uno de cada. Lo uno nos llevó a lo otro, y la mención del queso de cajeta, con origen en Guajira, nos remitió nuevamente al pensamiento que nos rodaba por la cabeza esta noche. Guajira, estado en que se prendió la mecha de la independencia en 1810, fue también en donde el fútbol español con sus estrellas deslucidas: Butragueño, Buyo, Michel comenzó su reconquista del continente. De no ser por el mesero no probamos los dulces pues, como él mismo confesó, "Yo seguía platicando con ustedes, pero es que alguien tiene que traer los postres"

Postres

Como decía el queso de oveja es un preparado típico del estado de Guanajuato en donde era desconocido antes de la época virreinal. Entre otras causas por la difícil adaptación de la vaca al continente, la leche de cabra tomó un papel relevante en la elaboración de quesos de donde se derivaron dos de nuestros postres:

Helado de cajeta. En opinión de María el mejor dulce de leche de la ciudad. Leche de cabra hervida, azúcar morena, y canela constituyen la base del plato. Un sabor dulce aunque menos de lo que esperas ya que la leche de oveja reduce el dulzor boca. En 2010 "El postre del Bicentenario Mexicano". El postre que debes pedir si estás a dieta y solo te puedes permitir uno. A gusto de la mayoría el mejor postre.
Helado de cajeta.
Crep de cajeta. Bañado por el dulce de queso de cabra y acompañado por una ricas nueces a modo de topping es un plato para disfrutar y compartir. Aunque se hiciese difícil separar a Pi del plato. El segundo de la lista a no demasiada distancia.

Buñuelo. Torta frita crujiente con miel canela y azúcar que, por momentos, recuerda a las famosas tortas de aceite pero mucho, mucho más dulces. Si quieres prescindir de uno de los postres este es el que yo eliminaría de la comanda.
Buñuelo
Tarta casera de chocolate negro. Rica, rica y sin ser excesivamente pesada. Apta hasta para los no muy chocolateros.
Tarta casera de chocolate negro.
Carne de guayaba con queso. Esta es la versión de postre que en España tomamos con membrillos. Aunque es un postre que no entró por los ojos a todos el uso de la guayaba da al plato un carácter especial y típicamente mexicano. El bocado de la carne desmerece por excesivamente dulce si no se acompaña por el queso con quien comparte plato. Sin ser el mejor no deja de ser especial.

Llegó la cuenta y, yo creo que por cortesía de la casa y para no devolvernos a la fea conversación inicial de bancos, no pudimos pagar con tarjeta por problemas en el terminal. No lo lamentamos tanto como volver a la calle y retomar nuestras actividades hasta la siguiente semana. Indudablemente La Chaparrita había reconquistado nuestros corazones y estómagos. Apuesta segura la que hace el dueño en su puerta: "¡Si no te gusta te cambiamos el plato!" y , en esta ocasión, no quisimos devolver nada, sino más bien nos conchabamos para volver de nuevo. Como dice el refranero mexicano cuando pierdes la cabeza con una novedad: "Jarrito nuevo, ¿dónde te pondré? ".

La Chaparrita
c/ Oscar Carballo, 5
Nota: Esta última imagen ha sido extraída del facebook de La Chaparrita.

lunes, 13 de febrero de 2017

La Bernarda, Sevilla.

En nuestra particular estación de penitencia gastrogórdica nos dirigimos al barrio de San Bernardo en donde el miércoles es día grande en semana santa. Influenciados por el carácter del barrio, sede de la Real Fábrica de Artillería o bien por los sucesos de la quema de las imágenes de la hermandad de San Bernardo en julio del 36, el carácter de todos estaba bastante agriado. El trabajo, el estrés y las prisas habían hecho mella en nosotros en el día de nuestra reunión semanal. Sin embargo, al sentarte a la mesa en La Bernarda y observarla detenidamente, se nota inmediatamente la mano de la empresa Decoración Vintage que con proyectos similares en su predominancia de vegetación (Lobo López es otro ejemplo) consigue tranquilizar los ánimos y que la charla se haga más amena y distendida. Si bien en opinión de Pi se trató más bien del vino que, por qué negarlo, también haría sus efectos. El local abierto, antigua sede de un almacén de productos provenientes de América, conserva en gran parte su antigua fisonomía, techos altos, amplia luz en sus crujías y ciertas reminiscencias a un entorno industrial.

El flujo desordenado de camareros, uno para la bebida, otro para la comida, con cambios de papel de por medias hasta llegar a confundirte, nos sorprendió, de modo que La Bernarda se dice adscrito al movimiento slow food. Esta tendencia, en contrapunto a lo que conocemos como restaurantes de comida rápida, aboga por disfrutar de la comida de manera sosegada, saboreada lentamente, compartida y en compañía. Este anzuelo nos atrapó pues, a qué negarlo, las cenas gastrogórdicas de los miércoles ya se han convertido en un evento especial. Si bien destacar que no se dieron prisa en servirnos la comanda entiendo que esta era una decisión premeditada, ya que el camarero nos preguntaba antes de ordenar a cocina cada uno de los platos.
Carta va...
El joven chef Cristóbal García, cegado por el fulgor de una estrella, Michelin en este caso, consecuencia de su paso por el restaurante de Paco Morales en Valencia, nos tenía preparados los siguientes platos:

Bravas la Bernarda. Resulta que no es Iván sino Raúl quien siempre trae este sabor ya familiar en los miércoles a nuestra mesa. Digo familiar porque no sorprendieron en nada. En opinión de varios un plato de patatas con salsa y poco más.
Bravas la Bernarda.
Presa de bellota a la mostaza con risotto de trigo tierno. Este plato nos sacó de una duda existencial a varios de los comensales. Todos conocemos el jamón de bellota, sin embargo nos planteábamos que hacían con el resto del cerdo. Al menos en La Bernarda saben hacerse publicidad y lo explicitan en el nombre del plato aunque lo puedes sospechar rápidamente al dar el primer bocado. De sabor fragante, impactante en boca consigue un perfecto maridaje con el rico risotto de acompañamiento.
Presa de bellota a la mostaza con risotto de trigo tierno.
Ensaladilla de gambas ligera y cebollino. Con sabor interesante por el toque de cebollino y con gambas frescas de gran calidad se encontró entre los platos más ricos de la cena.
Ensaladilla de gambas ligera y cebollino.
Croquetas con salsa tártara. Este plato generó cierta polémica y lo resumimos como sigue: si te gustan las croquetas de boletus del Mercadona, te gustarán las de La Bernarda. El toque de salsa tártara potencia el sabor del boletus aunque sin llevarte a nuevas experiencias.
Croquetas con salsa tártara.
Pulpo a la parrilla con patatas machacadas y pimentón. Una pena que las patatas llegaran, al menos al gol sur, ligeramente frías. Desmerecieron el muy agradable sabor del pulpo que me recordó mi paso por Grecia donde este plato es un manjar. Ligeramente ahumado algunos trozos quedaban algo duros. A pesar de todo, se trata de un plato al que debes dar una oportunidad en tu comanda.
Pulpo a la parrilla con patatas machacadas y pimentón.
Bacalao en tomate La Bernarda. Otro plato polémico a nuestro lado del muro. Servido crudo en primera instancia provocó nuestra queja que fue sorprendentemente correspondida con un calentón en el microondas (slow food?) y vuelta a la mesa en el estado en que se fue, esto es ya troceado. Ante la nueva protesta sirvieron un nuevo plato esta vez cocinado con los tiempos necesarios. Y hay que reconocer que esta vez acertaron de lleno. Bacalao fresco con una salsa de tomate muy sabrosa. El mejor plato de la noche.
Bacalao en tomate La Bernarda.
Meloso de ternera glaseado, trinxat de patata. Con un sorprendente primer bocado, al repetir puedes notar como el sabor de la ternera se diluye en el glaseado. Queda demasiado atenuado, incluso soso, y en la boca solo sientes la patata. Este plato no conquistó o bien teníamos demasiadas esperanzas puestas en el mismo.
Meloso de ternera glaseado, trinxat de patata.
Llegados a este punto en la noche no pudimos evitar caer en los postres. Compartiendo, a modo de en una mesa china, los distintos platos dulces aunque ya adelanto que solo deben caer los muy muy golosos. Realmente ninguno merece una vista por sí mismo a La Bernarda. Los seleccionados fueron:

Dame Blanche. Copa de helado con chocolate proporciona lo que promete, ni una experiencia de más.
Dame Blanche.
Flotan de cauchina en natillas de cardamomo y roca de miel quemada. Apuesta arriesgada en unas natillas. Y ese el problema de las apuestas, a veces pierdes. La mezcla del cardamomo con la miel resulta incongruente en boca. Por otro lado, sin presentación para compartir en grupo.
Flotan de cauchina en natillas de cardamomo y roca de miel quemada.
Cuajada de rosas con migas de turrón de sésamo e hibisco. El sabor de la salsa de rosas mata el resto de sensaciones del postre. Sin embargo, alguien no confeso, rebañó lo que delata que le gustó especialmente.
Cuajada de rosas con migas de turrón de sésamo e hibisco.
Tarta de zanahoria. Un valor seguro que cumple nuevamente con lo que esperas. Sin embargo no se acerca ni de lejos con otras que hemos probado en nuestras jornadas de los miércoles.
Tarta de zanahoria.
Entiendo que influenciados por el barrio de San Bernardo y su historia ,ya en la calle, compartimos entre risas la experiencia de la cena y las charlas mantenidas. Al fin y al cabo de la Real Fábrica de artillería no solo salieron cañones. Sus hornos vieron nacer grandes obras como el giraldillo (1568) o los famosos leones del congreso de los diputados en Madrid. Desgraciadamente no tenemos constancia de que los hornos de La Bernarda hayan aportado igualmente a la historia del barrio.
Restaurante La Bernarda
Calle Juan de Mata Carriazo S/N

lunes, 6 de febrero de 2017

Restaurante Mamarracha

Miércoles y nueva jornada gastrogórdica. En esta ocasión nuestros pasos se encaminaron el casco antiguo. Ya es conocido que "a la oveja negra , el lobo es la primera que ve", por lo que teníamos claro que en esta ocasión elegiríamos un local perteneciente al grupo ovejas negras. Si bien nuestra primera intención era acudir al local que da nombre al grupo, por cuestiones de logística, acabamos por decidirnos por la Mamarracha. Estos paseos calle arriba, calle abajo, siempre a la sombra de la giralda, no pudo más que traernos al recuerdo la de pasos perdidos que contará esta calle. Arteria principal del mercado de sedas musulmán seguro que la zona rebosaba vida. Una vida que, dulce ironía por el nombre actual de la calle, al descubrirse América, se alejó del casco antiguo hacia el Arenal dejando la zona casi olvidada. Sin embargo una nueva vida vuelve a fluir al barrio. Aunque poco a poco, en sintonía con la estrechez de la antigua calle de Tundidores. Así como el tundidor embellecía el paño recortando e igualando el pelo del mismo, los chefs del grupo, Juan Manuel García y Genoveva Torres, están afinando el arte de la nueva gastronomía en nuestra ciudad. No ya solo a través sus locales sino mediante nuevas iniciativas como los cursos de cocina de carácter profesional aunque abiertos a público en general. Se ve que no han olvidado su paso por los fogones de Ferrán Adriá.




Ya entrando en el local el mismo recuerda más a los corrales de la edad media que a las viejas tiendas del zoco árabe. Una zona inicial en L donde puedes esperar tu turno o bien comenzar a degustar las propuestas del local. Si bien la carta es invariable en ambas zonas los ilustres gastrogórdicos nos decidimos por el salón interior para reposar tranquilos de una extendida cena ya que María e Iván, alegando cansancio, nos permitieron liberarnos de la tiranía del reloj. La ambientación del local no nos resultó impresionante, más bien parca en detalles solo destacaríamos un mural vegetal y unas curiosas figuras doradas de saltamontes en la pared aneja. Como indicó Marga parecía que la ausencia de María, lo movida de la búsqueda y la carta no presagiaban nada bueno. Si bien, ya metidos en harinas, el listado de platos que degustamos fue el siguiente y puedo adelantaros que no nos arrepentimos:
Un vistazo a la carta.
Paté de berenjenas ahumadas con ras el hanout. Plato muy sabroso preparado a las brasas como todos los incluidos en la carta. Servido con panecillos de untar tiene un potente sabor a berenjena sin apenas rastro de ahumado. Plato muy festejado por los comensales.
Paté de berenjenas ahumadas con ras el hanout.
Paparracha: Patatas fritas, panceta ahumada, cebolleta fresca y queso fundido. Y es que no nos podemos resistir a unas patatas fritas esté Iván o no sentado a la mesa. No obstante aprovechando la ausencia las pedimos con queso. El corte fino de las patatas, su punto de elaboración y el sabor de la panceta casan perfectamente el plato. Una rica manera de comenzar la cena.
Paparrachada.
Focaccia con secreto ibérico macerado con kimchi y ensalada fresca de hierbas aromáticas. Lo peor del plato fue tratar de compartirlo ya que el mismo se nos desmontó. La ensalada de hierbas, entre las que creí identificar el hinojo, no desmerece aunque como comentó Jesús tal vez era como dar un bocado de selva. Huir los alérgicos al verde que el secreto es un anzuelo aunque atrayente y de sabor suave.
Focaccia con secreto ibérico macerado con kimchi y ensalada fresca de hierbas aromáticas.
Tataky de atún rojo pack-choy, judías verdes y salsa Teriyaki. Aunque de habernos acompañado Eva y Manolo no habrían dejado pasado la oportunidad de recordarnos que no es época de atún. Los filetes de atún habían recibido la cantidad justa de calor a las llamas de las brasas dejando convenientemente crudos el corazón de cada pieza. El marinado de vinagre y jenjibre casan a la perfección con el toque fresco que dan las judías verdes al plato. No puedo negaros que nos sentimos como esos antiguos pescadores que según la leyenda desarrollaron esta técnica de cocción para evitar la prohibición vigente sobre los pobres de comer pescado crudo (sashimi) solo apta para el consumo de ricos. Un plato aparentemente sencillo pero bocado con encanto. Como Raúl quiere ir probando la comida japonesa antes de su boda os dejo un enlace para los que, como él, queráis iniciaros en las recetas asiáticas.

Tataky de atún rojo pack-choy, judias verdes y salsa teriyaki.
Caballa soasada con hummus y ensalada de pepino y sésamo. El sabor de la caballa es peculiar pero una vez superado el mismo indicaros que nunca pensé en mezclarlo con los garbanzos. Y menos el hummus que es el caso. Sin embargo la unión de sabores es muy interesante aunque de gusto especial. A todos nos gustó si bien entreveo que de haberse reunido el grupo habitual habrían surgido voces disonantes en su valoración.
Caballa soasada con hummus y ensalada de pepino y sésamo.
Falda de ternera frisona (fuera de carta). Si bien es cierto que lo pagas en la opinión de todos el mejor plato de la noche. La carne de raza frisona se caracteriza por un color rojo cereza y pequeñas vetas de grasa exterior de tonos blancos y lechosos. Estas características las pudimos percibir en nuestro plato. Su sabor, de intensidad media, y la muy agradable textura mantequillosa hace que el plato sea muy recomendable incluso para los no muy carnívoros ya que la carne casi se deshace en boca. A algunos hasta le trajo ideas de criar una vaca en casa.

Y como todo estaba rico pues no nos resistimos a los postres. Las dudas iniciales, totalmente olvidadas, nos llevaron a agotar la carta.
Falda de ternera frisona.
Cheescake con mermelada de frutos rojos. Sabrosa, amable, solo queda desmerecida por el resto de posibilidades para el postre y por lo ya muy conocido de su sabor.
Cheescake con mermelada de frutos rojos.
Chocotorta con crema montada de café. Aunque las opiniones en la mesa no fueron categóricas no nos equivocamos al recomendar explícitamente este postre si solo puedes disfrutar de uno. Las reminiscencias de chocolate en su mezcla con el café recuerdan en la boca un dulce bocado de capuccino.
Chocotorta con crema montada de café.
Cremoso de chocolate blanco, maracuyá y pistachos. Bocado refrescante por la maracuyá cuya presencia supera ampliamente el leve toque dulce del chocolate blanco. El pistacho, presentado en esquirlas, condimenta únicamente los primeros bocados.
Cremoso de chocolate blanco, maracuyá y pistachos.
Queso viejo de oveja con miel. Hacía tiempo que no degustábamos un queso en el postre y no nos equivocamos al elegir. En boca trae recuerdos a otros quesos fragantes como el Stilton aunque con ausencia de regusto algo salado de este. Sin poder identificar el queso de cabra en particular resaltar su sabor a queso viejo y el leve picor que sentimos en la punta de la lengua aunque amortiguado por la presencia de la miel.
Queso viejo de oveja con miel.
Acabó la cena y volvimos a la calle. Risueños y agradecidos por la cena, comentamos las bromas y las bombas que dominaron la conversación. Si bien la noche no invitaba, y la carta no te dice casi nada, la historia de la Mamarracha es como la historia del barrio en que se aloja. Una vez que la has conocido sabes que tu vida volverá a transcurrir entre sus paredes, estrechas en la calle Hernando Colón, pero amplia de sabores en nuestra boca. Volveremos y “abrasaremos” a este local entre nuestros preferidos como nos solicitaban los amables camareros en su camiseta rotulada.
Limoncello con menta para terminar.

Restaurante Mamarracha
Calle Hernando Colon 1 y 3.